lunes, 14 de octubre de 2013

Relatografía XXII - La Última Banda de Rock





- Bueno… qué… ¿salimos? –dijo Kike con sentado con su guitarra eléctrica apoyada en el regazo.

En aquella oscura sala, los cuatro músicos embutidos en su ropa de licra discutían sin llegar a un acuerdo. Sus instrumentos estaban ya en las últimas y algunos habían oído hablar de una tienda de música que aún estaba prácticamente intacta en una de las localidades vecinas.

- No lo sé –dijo Bruno, el bajista, escondido entre sus pelos largos que apenas dejaban ver su rostro-. Es muy peligroso. Acordaos de lo que le pasó al pobre, López. Desde entonces ya no somos cinco, ahora somos solo cuatro idiotas que tocamos sin público.

- Yo voto por deshacer la banda –añadió el cantante, Alber, con su andrógina voz-. No sé por qué seguimos con esta farsa. Ya no queda nadie. Somos de los pocos supervivientes y seguimos haciendo el capullo y poniéndonos en peligro para tocar delante de cuatro gatos que nos encontramos en cada ciudad.

- Esto no lo hacemos por el dinero, o la fama. Lo hacemos por la música. ¿Qué creéis que harían Hendrix, Bonhan, Morrison o Keith Richards? –seguía insistiendo el guitarrista.

- Pues los demás no lo sé –añadió Gus, el batería, que había permanecido ausente en la conversación-. Pero he oído que Keith Richards aún está vivo y no creo que siga haciendo bolos por ahí. De todos modos yo me uní al grupo no por el dinero ni por la fama, sino por las tías, y antes de que empecemos a enrollarnos entre nosotros creo que deberíamos seguir saliendo a tocar. En algunos campamentos hemos sido bien recibidos.

- Normal  -volvió a decir Bruno con su negatividad-. Seguramente somos el único grupo de música que sigue tocando en toda la tierra. Es difícil no ser los mejores.

- Siempre será mejor que subsistir día tras día esperando la muerte –añadió Kike.

Se hizo el silencio y todos se miraron unos a otros tratando de encontrar la mejor solución a sus tribulaciones. ¿Qué es lo que quedaba ya sino en el mundo? ¿Las penurias… la subsistencia… la desesperación y la muerte? Al menos así podrían acabar sus días todos juntos y haciendo lo que les gustaba.

- ¡Qué demonios! Hagámoslo. Seamos grandes –sentenció Alber, a lo que el resto asintió.

- Pues vayámonos –gritó Kike emocionado- y ¡let there be rock!

Se pusieron en pie y salieron del local de ensayo que les servía también de morada. Las calles estaban repletas de ese líquido viscoso de color brillante que dejaban las bestias a su paso y el gigantesco esqueleto de uno de ellos estaba tirado frente a su puerta, desprovisto de carne o piel, dejando tan solo a la vista el blanco de los huesos

De pronto oyeron un desgarrador rugido y antes de que pudieran decidir si llegar hasta la furgoneta o regresar al local, ya estaban rodeados de criaturas aparecidas de ninguna parte.

- Bueno, pues resulta que al final no volveremos a tocar –dijo Gus-. ¿Alguna sugerencia?

- ¿Qué tal Stairway to Heaven? –dijo Kike sonriendo y sacando su guitarra de la funda para blandirla como si fuera un hacha.

- Bueno chicos, ha sido un placer tocar con vosotros –dijo Bruno haciendo la señal de los cuernos con ambas manos-. ¡Nos veremos en el infierno de las estrellas del rock!

Y salió corriendo como un jabalí enloquecido, cargando contra la criatura que tenía más cercana. El cantante lanzó un grito emulando los mejores tiempos de Robert Plant y corrió hacia otro de ellos a manos desnudas, como si se tratase de una pelea de bar. El resto del grupo también cargó contra sus enemigos con valor aun sabiendo que todo estaba perdido. Dicen los rumores que ese día murió la música en la tierra.


1.- Relato: Juan Trenado
2.- Fotografía: Pedro Valdezate

2 comentarios:

  1. Que guapo.

    Me ha molado y la foto está genial, las marcas de sangre han quedado perfectas.

    Por cierto, soy Fer, dueño de la guitar. Es que si uso mi perfil de Google pone una cosa rara y prefiero esto de Anónimo. Lo dicho; me ha gustado.

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  2. Gracias Fer. Sin tu aportación no hubiera sido lo mismo.

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